lunes, 20 de diciembre de 2010

“PROMEDIO DOCE EN PEDAGOGÍA GENERAL”: ¿Descalificado para ejercer el arte de enseñar?


Por: Hernan Lauracio Ticona

El título del presente brevísimo ensayo surge de una experiencia personal vivida durante el desarrollo de actividades académicas en la renombrada y prestigiosa Universidad Nacional Mayor de San Marcos - Lima, concretamente en el Programa de Complementación Pedagógica. Pero, también hace alusión a la frecuentemente versada frase: “Nota catorce”; ésta, como sabemos, no es más que un sumario de "Ley de Carrera Pública Magisterial", política promovida e implementada por el actual gobierno del Perú. Considerando dichos episodios, en esta ocasión a fin de problematizar los procesos reales de formación (continua y permanente) en las entidades escolarizadas, y reflexionar sobre la viabilidad de los nuevos paradigmas educativos, describo resumidamente un pasaje de la cotidianidad académica, y seguidamente apunto algunas sugerencias generales a tener en cuenta en las evaluaciones de los aprendizajes de los estudiantes.
Sabemos que ciertos sucesos de los espacios escolarizados quedan grabados en la memoria de los actores, y luego pasan a formar parte de la historia de vida de esas personas. Las aspiraciones, esperanzas, ilusiones, méritos, satisfacciones y frustraciones están también presentes en ese periodo vivencial. Aquí relato un hecho que recientemente la viví en un espacio de formación continua: … al inicio de la asignatura como cualquier otro aprendiz, el entusiasmo y la curiosidad embargaban mi subjetividad; aun más cuando esta vez se trataba de la materia de Pedagogía. Durante el desarrollo de las jornadas presté sigilosa atención a las disertaciones del docente y por supuesto que manera independiente dediqué algunas horas de estudio; sumergiéndome así en temas como: teorías y modelos de la pedagogía, pedagogía activa, escuela nueva, pedagogía crítica o liberadora, perspectiva cognoscitiva; y otras teorías desarrolladas por diferentes estudiosos. Después de la culminación de la asignatura y del ciclo; un día me aproximé ante la responsable de la administración del Programa para informarme sobre las calificaciones finales; en esta interacción comunicativa, una parte del mensaje me sorprendió, cuando escuché decir: “en Pedagogía General, su promedio es doce”. Mi inmediata respuesta casi inconsciente fue: ¿Doce, por qué?si estudié los textos exhaustivamente y con dedicación, cumplí las tareas exigidas... Esta y otras ideas en ese momento seguían fluyendo por mi mente; minutos más tarde, mientras me retiraba del lugar, como a modo de cerrar ese episodio sorpresivo, parafraseé lo siguiente: “sí en la asignatura de pedagogía alcancé promedio doce; entonces, estoy descalificado parecer ejercer el arte de enseñar”. Relacionándolo de esa manera con la “Nota catorce". Presumí también que el anhelo se ser “maestro – docente – profesor” se me alejaba, porque supuestamente la calificación obtenida demostrsría que no había logrado los aprendizajes básicos necesarios para desempeñarme como tal.
Con esa brevísima descripción etnográfica trato de evidenciar las consecuencias y limitaciones de la evaluación de los aprendizajes. Ahora, puedo aseverar que las evaluaciones tradicionales (mejor dicho los exámenes frecuentamente aplicas en las instituciones educativas) son altamente subjetivas, parcializadas y mecanicistas. Generalmente se restringen a medir – valorar cuantitativamente la apropiación (tal vez sea únicamente la memorización) de los conocimientos teóricos y no así la integralidad de los aprendizaje (ver resultados de la IV Evaluación Nacional del Rendimiento Nacional 2004. MED-UMC. Lima, 2005). Dicho en otras palabras, las supuestas evaluaciones que actualmente se implementan en los centros de estudio se delimitan únicamente a valorar numéricamente una parte de los aprendizajes, y se ignora la valoración de otros componentes del aprendizaje; recordemos que los sujetos presentamos múltiples facetas y dimensiones (tanto objetivas como subjetivas).

Por ello, en el quehacer educativo escolarizado es conveniente tener en cuenta las diferentes perspectivas (principalmente las cualitativas) y los modos o tipos de evaluaciones, no sólo en un plano discursivo sino ejercitarla como una praxis cotidiana (Freire, 1997). Sabemos que desde las perspectivas pedagógicas contemporáneas se plantean diversos procedimientos, técnicas e instrumentos para una evaluación integral de los proceso de formación. Entre los frecuentemente mencionados tenemos: evaluación diagnóstica, evaluación de proceso, evaluación final (estos considerando la temporalidad); además, se tiene también: la auto-evaluación, co-evaluación y hetero-evaluación (vistos desde los actores del proceso) (Braslasky, 2004;  Casassus 2000; Quesada, 2006 y 1988).
Finalmente, para que la evaluación de los aprendizajes sea más objetivamente posible, es definitivamente imprescindible el uso de diferentes métodos e instrumentos formulados o elaborados desde una perspectiva pluridimensional, además la realidad y la particularidad de los estudiantes. En efecto, el proceso y los resultados permitirá al docente aproximarse más a los proceso de desarrollo de la competencias o capacidades de los estudiantes. O sea, a partir de las evaluaciones el docente poseerá mayores conocimientos sobre sus estudiantes; y cumplirá su rol de mediador entre el mundo ideal (conocimientos teóricos) y el mundo real (competencias destrezas, habilidades) de los estudiantes (Román, 2004). Asimismo, las valoraciones que realice el docente sobre los aprendizajes de los estudiantes se transformará en motivaciones para dichos actores, así se evitará las frustraciones y desilusiones; también permitirá innovar nuevas estrategias de enseñanza – aprendizaje mediante como un proceso dialectico. Dicha práctica evaluativa fundamentalmente contribuirá al aprendizaje de los estudiantes; de esa manera se formarán los nuevos sujetos capaces de afrontar los desafío personales y colectivos, ya sea en la aldea local o global. En mi experiencia particular el “promedio doce” me permitió seguir cultivando el pensamiento crítico y asimismo afianzar el rol de educador.   
BIBLIOGRAFÍA

Braslasky Cecilia
2004. Conducción educativa y calidad de la enseñanza media. Buenos Aires: FLACSO/Miño y Dávila Editores.

Casassus Juan
2000. Problemas de la gestión educativa en América Latina (Las tensiones entre los paradigmas de tipo A y el tipo B). Santiago de Chile: UNESCO - OREALC.

Freire Paulo.
1997. Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. México: Siglo veintiuno editores. s.a. de c.v.

Quesada Castillo, Rocío
2006. Evaluación del aprendizaje en la educación a distancia “en línea”. RED – Revista de Educación a Distancia, septiembre, año/vol. V. número monográfico OVI. Universidad Murcia. España.
1988. “Conceptos básicos de la evaluación del aprendizaje”. En: Revista Perfiles Educativos. N° 41-42.  México: Universidad Nacional Autónoma de México – Centro de investigación y servicios educativos (pp. 48-52)

Román Pérez, Martiniano
2004. Sociedad del conocimiento y refundación de la escuela desde el aula. Lima: Ediciones Libro Amigo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Enseñanza, entrenamiento y adoctrinamiento

Enseñanza, entrenamiento y adoctrinamiento


Por: Hernan Lauracio Ticona

1. Breve introducción

Enseñanza, entrenamiento y adoctrinamientos son categorías frecuentemente abordados por investigadores y especialistas en la ciencia de la educación - pedagogía; pero también de otras disciplinas de las ciencias sociales como psicología, sociología, antropología, lingüística u otras. Ya que, la educación como un proceso y hecho social presenta diversas dimensiones y facetas como la propia vida de los sujetos. Esto hace que el quehacer educativo sea estudiado desde las diferentes perspectivas y disciplinas científicas, así se originaron y se originan las diversas teorías pedagógicas, y que las mismas permiten el mejoramiento de la praxis educativa.
Siguiendo esa perspectiva, en esta ocasión queremos reflexionar y deslindar las tres categorías arriba mencionados. Primeramente trataremos de analizar y deslindar las nociones de enseñanza y educación. Seguidamente, trataremos de escudriñar muy sucintamente lo que se entiende por entrenamiento y adoctrinamiento. Y a modo de cerrar estos apuntes plantearemos algunas inquietudes a fin de seguir reflexionando sobre la practica educativa en nuestro contexto.

2. Enseñanza y educación

En principio debemos señalar que la definición de educación conlleva al análisis del aprendizaje-enseñanza y el conocimiento dado que en algún punto del desarrollo del individuo convergen y son interdependientes. De aquí que, es fundamental analizar los conceptos por separado para comprender cada uno de ellos.
Según Palacios (1997), el aprendizaje es obtención de información de diversas fuentes, cuyo objetivo es el conocimiento, el cual puede ser utilizado a futuro y que se debe basar en un pensamiento critico, que permite la obtención de habilidades para la solución de problemas a través de situaciones en un mundo real. Asimismo, el aprendizaje se produce como resultado de una experiencia, entendiendo a esta como un proceso de interacción entre el individuo y su ambiente, y que se traduce en conocimientos, actitudes y destrezas que el individuo adquiere a lo largo de su vida, de tal modo que el aprendizaje conduce a la ganancia de experiencia y condiciona que el sujeto afronte las situaciones posteriores de un modo distinto a como lo hizo anteriormente modificando y mejorando su entorno.
En lo referente la enseñanza tradicionalmente se entiende que este es el proceso mediante el cual se comunican o transmiten conocimientos especiales o generales sobre una materia. Este concepto es más restringido que el de educación, ya que ésta tiene por objeto la formación integral de la persona humana, mientras que la enseñanza se limita a transmitir, por medios diversos, determinados conocimientos. En este sentido la educación comprende la enseñanza propiamente dicha. Los métodos de enseñanza descansan sobre las teorías del proceso de aprendizaje y una de las grandes tareas de la pedagogía moderna a sido estudiar de manera experimental la eficacia de dichos métodos, al mismo tiempo que intenta su formulación teórica.
En este campo sobresale la teoría psicológica: la base fundamental de todo proceso de enseñanza-aprendizaje se halla representada por un reflejo condicionado, es decir, por la relación asociada que existe entre la respuesta y el estímulo que la provoca. El sujeto que enseña es el encargado de provocar dicho estímulo, con el fin de obtener la respuesta en el individuo que aprende. Esta teoría da lugar a la formulación del principio de la motivación, principio básico de todo proceso de enseñanza que consiste en estimular a un sujeto para que éste ponga en actividad sus facultades, el estudio de la motivación comprende el de los factores orgánicos de toda conducta, así como el de las condiciones que lo determinan. De aquí la importancia que en la enseñanza tiene el incentivo, no tangible, sino de acción, destinado a producir, mediante un estímulo en el sujeto que aprende ( Arredondo, 1989 ).
En cuanto al conocimiento se puede resumir que éste es forma parte inseparable del aprendizaje-enseñanza, y donde se contempla en todo su contexto un conjunto de situaciones como: actitud, destreza, memorización, hipótesis, procesamiento de información, etc. y que conducen al desarrollo de habilidades o a la toma final de decisiones basado en un juicio previo (Gómez y Ramírez 2008).
Para Freire (1997) enseñar nos es transferir conocimientos, contenidos, ni formar a los sujetos. Enseñar es la acción por la cual un sujeto creador da forma, estilo o alma a un cuerpo indeciso y adaptado. Esta concepción la resume con las siguientes frases: “quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender. Quien enseña enseñar alguna a alguien”. Afirma también, enseñar no existe sin aprender y viceversa, los humanos aprendemos social e históricamente y así aprendimos a enseñar. En el proceso histórico enseñar precedió a enseñar; en otras palabras, enseñar se diluía en la experiencia realmente fundadora de aprender.  
Algunos autores coinciden al definir la educación como un conjunto de normas desarrolladas a través del aprendizaje y el conocimiento desarrollado a lo largo de la vida y que nos permiten interactuar en forma ordenada con la sociedad. Puesto que consiste, esencialmente, en elevarnos de un estado dado a otro mejor, en convertir la realidad del educando en general en un ideal.
Por nuestra parte podemos escribir que la educación es un proceso de socialización de las estructuras construidas en una determinada sociedad. Estas estructuras se socializan de manera conciente o inconsciente mediante el lenguaje y las prácticas o actos cotidianos, ya sea dentro del sistema escolar o en otros ámbitos como la familia, la comunidad o ayllu, el pueblo, etc. Pues, no existe una sociedad sin educación ni una educación sin sociedad; la educación aparece juntamente con la aparición del ser humano y se moldea de acuerdo al contexto cultural de cada colectividad humana. En esta perspectiva, no existe una sola educación homogénea y universal, sino varia de cultura en cultura. De ahí que, lo que para una cultura ciertas prácticas pueden ser racionales y otras no, pero esas mismas prácticas consideradas no racionales para otra cultura puede ser racional. Por lo tanto, no cabe hablar de educados y no educados, culturas superiores y culturas inferiores; cada una tiene sus particularidades. 

3. Entrenamiento y Adoctrinamiento

En la literatura tradicional se indica que el entrenamiento está directamente relacionado con la enseñanza, el adoctrinamiento y la educación. Por lo tanto, el entrenamiento puede que sea educativo, pero siempre y cuando sea planificado por el ser humano. Mediante este proceso también se proporcionan diferentes habilidades, dependiendo de qué o para qué sea el entrenamiento; por ejemplo, si es para un gerente de relaciones industriales, es indispensable que éste esté entrenado en como tratar a la gente, como motivarla, ayudarla, mantener una armonía en sus áreas de trabajo y sobre todo que estén a gusto con lo que hacen. Si es un director de escuela, debe estar entrenado y capacitado para atender a los padres de familia, alumnos y maestros, y saber como resolver los diversos problemas que se presenten, algo que en muchas escuelas no se da. No cabe la menor duda que entrenar es para la adquisición de habilidades, destrezas y capacidades.
En ese entendido, en el entrenamiento preparar e instruir, enseñar y aprender, son palabras que se utilizan en otros términos de la educación. Por ejemplo, cuando se va a capacitar para alguna competencia, un nuevo empleo, una actividad en especial, diferente a las comunes que se realizan, un nuevo rango dentro de su mismo empleo, para aprender el uso de una nueva maquinaria, a esto se dan cursos de entrenamiento; nuevas técnicas, mejores propuestas, mejores estrategias, etc. Con los cursos de entrenamiento se da la oportunidad de demostrar las capacidades de cada persona y así mismo se puede decidir que espacios ocuparán cada una de ellas de acuerdo a su capacidad demostrada en el entrenamiento; es por ello que la relación entre enseñanza y entrenamiento es directa.
Algunos autores identifican diferentes tipos de entrenamiento de acuerdo a la finalidad que se tenga. Entre los más populares y conocidos por todos, nos encontramos con el entrenamiento físico que es aquel que se practica recurrentemente con el objetivo de lograr una adecuada resistencia física, ya sea para lograr un buen estado físico y por consiguiente de salud, o el entrenamiento del personal que tiene lugar en algunas empresas para preparar a los futuros ocupantes de un determinado cargo dentro de la organización y que por su especificidad requiere de una aclimatación previa o bien, también es común que algunas empresas que por ejemplo se dedican a la tecnología, algo que siempre es sabido está en un constante cambio, usen el entrenamiento como un recurso para mantener siempre al tanto de las novedades y cambios a sus empleados, aún aquellos que hace tiempo se desempeñan en la misma.
Se entiende que el adoctrinamiento es el proceso de inculcación de ideas, actitudes, estrategias cognoscitivas o metodología. Es a menudo diferenciado de educación por el hecho de que se espera que la persona adoctrinada no pregunte o examine críticamente sobre lo aprendido. La instrucción es el principio de base de la ciencia. El adoctrinamiento, pues se refiere a una amplia gama de diversas actividades, y encontrar una sola definición es problemático. En los campos de psicología, sociología y la investigación educativa, términos más exactos se prefiere a menudo, relacionarlo con la socialización, propaganda, manipulación, y al labor del cerebro.
En educación, el adoctrinamiento (proceso indeseable) se distingue de la enseñanza (proceso aceptable), y el entrenamiento se refiere a la adquisición de habilidades, capacidades y conocimientos como resultado de la exposición a la enseñanza de algún tipo de oficio, carrera o para el desarrollo de alguna aptitud física o mental y que está orientada a reportarle algún beneficio o utilidad al individuo que se somete a tal o cual aprendizaje.

Referencia bibliográfica


Freire Paulo. 1997. Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. México: Siglo veintiuno editores. s.a. de c.v.

Posada, A, Gómez, J & Ramírez, H. 2008. Crianza humanizada: una estrategia para prevenir el maltrato infantil. México: Acta Pediátrica.  

Palacios Jesús. 1997. La cuestión escolar. Críticas y alternativas. México: Fontamaras. S.A.

Ana María Aguilar Rebolledo. 2009. Enseñanza y Educación. San Juan del Río. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos10/ened/ened.shtml



miércoles, 17 de noviembre de 2010

Monitoreo y evaluación educativa

Por: Hernan Lauracio Ticona


En las teorías de la gestión de los sistemas organizacionales e institucionales de las últimas décadas, el monitoreo y la evaluación toman relevancia y se constituyen en un componente esencial en el proceso de gestión integral de una organización o institución social (SIEMPRO –  UNESCO 1999).
En esa perspectiva, el monitoreo y la evaluación son concebidos como procedimientos que consisten en el seguimiento a la ejecución de las actividades u otras formas organizadas de intervención.
En resumidas palabras, el monitoreo es definido como un procedimiento “mediante el cual verificamos la eficiencia y eficacia de la ejecución de un proyecto [o de programa] mediante la identificación de sus logros y debilidades y en consecuencia, recomendamos medidas correctivas para optimizar los resultados esperados” (Catterton Ana, et al. 1997: 25). Se puede decir también que el monitoreo es el proceso de recojo de información rutinariamente sobre todos los aspectos y acontecimientos suscitados en el marco de la concretización de un ideal (expresado en forma de programa, proyecto, plan u otro) y esta es usada en la toma de decisiones del mismo. El monitoreo es una herramienta de administración básica y vital que provee a los miembros y a otros involucrados información que es esencial para el diseño, implementación, administración, y evaluación de las actividades. Finalmente, para cumplir la función de monitoreo, el plan debe incluir sistemas para la recolección de datos e información sobre actividades claves, así como sistemas para sintetizar, analizar, y usar la información para tomar decisiones e iniciar acciones. La información del monitoreo puede ayudar a demostrar estrategias innovadoras y eficaces para generar apoyo financiero y político para las actividades mejorar la imagen de la institución u organización (Casassus 2000).
Por su parte la evaluación implica la aplicación de métodos rigurosos para determinar “el progreso de un proyecto [o de un programa] en el proceso de alcanzar su objetivo durante su ejecución, o bien para determinar si logró y cómo logró, o no, dicho objetivo” (Catterton Ana, et al. 1997: 10). Se indica también que la evaluación es el “proceso mediante el cual se emite un juicio de valor acerca del atributo en consideración” o es el proceso donde se recaba información pertinente para tomar decisiones (Quesada 1988:48). En este entendido, en el proceso de evaluación se puede combinar diferentes tipos de informaciones con los criterios y puntos de vista de las personas participantes en el campo de intervención. En síntesis, la evaluación es un proceso que comprende el seguimiento a la concreción de las actividades; la identificación de los avances, logros y limitaciones; y la toma de decisiones oportunas utilizando instrumentos y cruzando informaciones recogidas. En este sentido, la evaluación se aplica y se materializa en los diversos campos, como: administrativo, económico, educativo, social, cultural, psicológico, político, religioso, otros.
Ahora, en el campo educativo, la evaluación se constituye en un componente fundamental del proceso de gestión del sistema educacional. Se anota que la evaluación es tan antigua como la misma educación; por naturaleza el “educador” permanentemente ha juzgado el valor, la pertinencia y los efectos del quehacer educativo. Pero, visto desde una perspectiva disciplinar, puede afirmarse que la evaluación educativa de carácter sistemático se “constituye como tal durante la primera mitad del siglo XX y evoluciona conceptualmente en los años sesenta y setenta con las críticas y proposiciones de diversos especialistas, quienes sientan sus principios y fundamentos” (Quesada 2006: 2).
La estudiosa citada complementa que a principios del siglo XXI, la evaluación educativa es concebido como un “proceso sistemático que permite juzgar el mérito de una institución, de un programa o de un actor del proceso educativo, con la complejidad y el desafío permanente que significa transmutar lo subjetivo en proposiciones objetivas” (Ibid: 3). Por lo tanto, la evaluación educativa se instituye en un campo especializado cuya intervención sobre pasa los espacios tradicionales del aula. De ahí que, en la primera década de este nuevo milenio, la evaluación educativa se ha constituido en un campo teórico, metodológico y técnicamente complejo; inclusive se ha convertido en un asunto de los Estado nacionales, que pretenden materializar en políticas y estrategias orientadas al afianzamiento de la calidad educativa (Braslasky & Tiramonti 2004).
 Retomando la noción de evaluación educativa, se puede indicar que es un proceso que implica un análisis objetivo y sistemático del desempeño de las instituciones u órganos que componen el sistema educativo, y cualificar la eficiencia e impacto con relación a los objetivos de la institución u órgano. El propósito es recoger lecciones de las experiencias para mejorar la calidad de intervención y demostrar la capacidad de gestión del equipo que dirigen. La evaluación educativa, tal como se anotó en párrafo anterior, es la valoración en un período crítico, o un proceso para mirar impactos o logros. Tradicionalmente la evaluación educativa se conduce con frecuencia para satisfacer los requisitos externos o hacer un juicio sobre si un proyecto debe continuar recibiendo financiación. Pero debemos concebir la una evaluación  educativa como una herramienta para fortalecer el proceso de gestión educativa y empoderar a los actores de educativos o miembros de la comunidad educativa.
Aunque, Quesada (1988) advierte que el concepto de evaluación educativa es general que ocasiona ciertas confusiones. Para superar esta deficiencia es importante precisar los aspectos a evaluar como: instituciones, planes y programas de estudios, profesores, estudiantes, problemas políticos, clima institucional, académicos, administrativos, u otros. Para cada caso, son múltiples los atributos o elementos que se pueden considerar en una evaluación. Por ejemplo, en las instituciones se pueden evaluar desde sus instalaciones, hasta la eficiencia con la cual se ejerce el presupuesto y la calidad de los servicios que se ofrecen; en cuanto a los a los estudiantes, los procesos de aprendizaje, actitudes y comportamientos, manejo de las lengua o lenguas y otros.
En resumen, el monitoreo y la evaluación educativa son procedimientos orientados a controlar el logro de los objetivos. El monitoreo esta bajo la responsabilidad de un equipo específico, quienes realizan el seguimiento para el mejor cumplimiento de las acciones educativas. Y la evaluación educativa  es donde concretamente se examina los resultados y los objetivos alcanzados; a través de la evaluación educativa se constata los avances y también las limitaciones en la realización de las actividades pedagógicas, administrativas e institucionales, luego se toman las decisiones para mejorar la gestión de la institución; en otras palabras la evaluación educativa permite identificar las limitaciones o faltas y buscar alternativas o sugerencias para la mejora de la calidad educativa.



BIBLIOGRAFÍA

Braslasky Cecilia y Guillermina Tiramonti.
2004.              Conducción educativa y calidad de la enseñanza media. Buenos Aires: FLACSO/Miño y Dávila Editores.

Casassus Juan
2000               Problemas de la gestión educativa en América Latina (Las tensiones entre los paradigmas de tipo A y el tipo B). Santiago de Chile: UNESCO - OREALC.

Catterton Ana, Plinio Montalbán George, Rosales José Andres, et al.
1997.               Evaluación: Una herramienta de gestión para mejorar el desempeño de los proyectos. Washington: Oficina de Evaluación (EVO) Banco Interamericano de Desarrollo.

QUESADA CASTILLO, Rocío
2006               Evaluación del aprendizaje en la educación a distancia “en línea”. RED – Revista de Educación a Distancia, septiembre, año/vol. V. número monográfico OVI. Universidad Murcia. España.

1988                “Conceptos básicos de la evaluación del aprendizaje”. En: Revista Perfiles Educativos. N° 41-42.  México: Universidad Nacional Autónoma de México – Centro de investigación y servicios educativos (pp. 48-52)

SIEMPRO –  UNESCO.
1999.               Gestión integral de programas sociales orientada a resultados. Manual metodológico para la planificación y evaluación de programas sociales. Sao Paulo: SIEMPRO Sistema de información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales, Banco Mundial, Secretaria de Desarrollo Social, UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.


El aprendizaje y los procesos psicológicos

Por: Hernan Lauracio Ticona

1.  El aprendizaje y sus principales características
En principio es necesario puntualizar que el aprendizaje como proceso inherente del ser humano implica un estudio de los sustratos biológicos de las funciones mentales y sus procesos de integración y comprensión; la incidencia del contexto social, geográfico y cultural en el desarrollo cognitivo y conductual de los individuos; y particularmente, cómo es posible para el cerebro aprender no sólo lo elemental sino lo complejo y no con dificultad sino con sencillez – factores pedagógicos.

Resumidamente se puede definir que el aprendizaje es la facultad de adaptarse al mundo exterior, modificando las estructuras internas que rigen el comportamiento para aceptarlas o hacerlas suyas, y son las nuevas formas de relaciones con el mundo externo. Se dice también que el aprendizaje es la adquisición de conocimientos y los cambios en la conducta; es un cambio relativamente permanente del comportamiento que ocurre como producto de la práctica.
Después de la brevísima introducción, seguidamente se presenta algunas tres características del aprendizaje:
a. El aprendizaje como proceso neuro-psicológico: Sabemos que el sistema nervioso (el cerebro y sus conexiones) tiene una función extremadamente compleja en el desarrollo de la persona. La naturaleza ha previsto que una persona se encuentre más disponible para el aprendizaje desde primera etapa de su vida. Así, en el momento del parto, el cerebro de un bebe pesa alrededor de 350 gramos, pero sus neuronas no dejan de multiplicarse durante los primeros 3 años. Se menciona también que precisamente durante este proceso de expansión es cuando se da la máxima receptividad, y todos los datos que llegan a él se clasifican y archivan de modo que siempre estén disponibles – procesos cognitivos. Pues, en este plano el aprendizaje consiste en disponer de conocimientos y diversos recursos que sirven como plataforma para alcanzar los ideales individuales.
b. El aprendizaje como proceso socio cultura: el aprendizaje es un proceso individual que se desarrolla en un contexto social y cultural. En decir, el aprendizaje es el resultado de procesos cognitivos individuales mediante los cuales se asimilan e interiorizan nuevas informaciones, hechos, conceptos, procedimientos, valores, normas y otros actos colectivos: el aprendizaje es una construcción de nuevas representaciones mentales significativas y funcionales (conocimientos); éstas pueden aplicarse en situaciones diferentes a los contextos donde se aprendieron. El aprendizaje no solamente consiste en la memorización de informaciones, son también operaciones cognitivas que implican: conocer, comprender, aplicar, analizar, sintetizar y valorar. En cualquier caso, el aprendizaje siempre conlleva un cambio en la estructura física del cerebro y con ello de su organización funcional.
c. El aprendizaje como proceso pedagógico-educativo: si el aprendizaje es el proceso por el cual una persona adquiere nuevos conocimientos y éstos los retiene en sus memorias a través del tiempo; entonces, mucho aspectos que cada uno conoce acerca del mundo y sus civilizaciones lo ha aprendido a través de un proceso pedagógico. Esto significa  que el aprendizaje se desarrolla mediante diversos procedimientos de acuerdo a los proceso cognitivos – motrices simples o complejos. De tal manera, que el aprendizaje es la parte central para la integración educativa con sensibilidad e individualidad personal y de asociación e interrelación con otras áreas del conocimiento. Indudablemente, el aprendizaje va más allá de procesos individuales de la transmisión de la cultura de generación en generación, es uno de los mejores vehículos para la adaptación conductual de una poderosa fuerza para el progreso social.
2. Influencia de los procesos psicológicos en el proceso del aprendizaje.
Sabemos que si el quehacer educativo institucionalizado (o escolar) es rígido, dogmático, insensible, arbitrario,  aislado – descontextualizado… conlleva al sujeto - estudiante a la pérdida del contacto no sólo consigo mismo sino con los demás. Es decir, un proceso educativo que no toma en cuenta las singularidades de los sujetos y del contexto ocasiona en las personas una ruptura entre la conciencia del “yo” y el comportamiento de ese “yo” sujeto, por una parte; y por otra, se quiebra la relación entre la vida e historia de las persona con el entorno, el ambiente y el mundo colectivo donde están insertos.

Por lo tanto, la organización de la función cerebral es un proceso psicológico que integra eventos de información de redes neuronales y neuro-transmisores que conducen finalmente al aprendizaje y al desarrollo de conductas complejas más capaces y más versátiles que cualquier proceso artificial. Por estas y otras razones es importantes tener en cuenta, en los procesos pedagógicos, la Inter-relación existente entre los procesos psicológicos y los procesos de aprendizajes. Sobre este último proceso, algunos estudiosos afirman que para el aprendizaje se necesita cuatro factores fundamentales: inteligencia, conocimientos previos, experiencia y motivación. Teniendo en cuenta estas anotaciones, se puede concluir que los primeros dos factores son parte de los proceso cognitivos; mientras los dos últimos factores, visto de modo general, son componentes de los proceso pedagógicos - educativo; pero ambos procesos  impulsan o dinamizan el aprendizaje.

Apuntes sobre el desarrollo biofisiopsicosocial del ser humano

Por: Hernan Lauracio Ticona

a. ¿Por qué, para qué y cómo estimular el cerebro?
Sabemos que el cerebro humano es uno de los centros nerviosos que constituyen el encéfalo. Según los estudiosos,  pesa entre 1,3 y 1,6 kilos; y la corteza cerebral (es decir, la superficie del cerebro) alberga unos 22.000 millones de neuronas. También mencionan que el cerebro, por una parte, es el órgano encargado de controlar y coordinar el movimiento corporal, y de procesar la información sensorial. Por otra parte, se encarga de regular las funciones homeostáticas, como la presión sanguínea, la temperatura corporal y los latidos del corazón. También, el cerebro es el responsable del aprendizaje, la cognición, la memoria y las emociones. Su funcionamiento se realiza a través de la interacción entre sus distintas áreas.
En ese entendido, la estimulación del cerebro no solamente es de vital importancia sino es una condición necesaria para el desarrollo bio-fisio-psico-social del ser humano; fundamentalmente en su primera etapa de vida. Se dice que cuando el niño nace, o incluso in útero, el cerebro empieza a formarse y las posibilidades de conexión son prácticamente ilimitadas; a los 0 años son ilimitadas, a los 3 años son mucho mayores que a los 5, y a los 5 son mucho mayores que a los 7, a partir de los 7 años son muy escasas o las posibilidades de constituir nuevos circuitos van disminuyendo. También se menciona que a los 15 años o a los 20 años, el ser humano aprende nuevas cosas, aprende nuevas habilidades. Pero las aprende utilizando conexiones que ya tiene establecidas. Y esto es importante, porque aquello que no se haya constituido en los primeros años de vida ya no se va a constituir; es muchísimo más difícil, por no decir imposible, constituirlo (Greenspan 1998).
Por tanto los padres como los educadores estamos en la obligación de buscar estrategias adecuadas para estimular el desarrollo del cerebro en los primero años de vida de los pequeños. Para los cual debemos tener considerar los modos de interacción en cada situación y etapa del proceso de vida y educativo, así como tener en cuenta las particularidades de cada niño o niña.
Seguidamente describimos algunas posibles estrategias generales orientadas al desarrollo del cerebro en los primero años de los infantes.
  1. Afectividad y motivación permanente: durante el período de aprendizaje pre-verbal, en que las emociones y conductas están estrechamente vinculadas a las sensaciones (besos, caricias, sentimientos, otros), los padres y los o las educadoras estimulan a los pequeños con respuestas afectivas pertinentes y con acciones incentivadoras cálida. Esto ayuda al niño o la niña comprender cómo sus actos ocasionan respuestas ajenas a él, así afianza su concepción de una realidad externa, más allá de sus deseos y de su persona. Así, los infantes paulatinamente descifran los mensajes del entorno y ajustan su conducta en función de sus experiencias emocionales, lo que significa un comportamiento intencional, a partir del cual construyen sus modelos mentales.
  2. Interacción constante: el intercambio relacional con personas significativas en el primer año de vida permite al niño o niña interpretar las reacciones de los demás, y sus experiencias emocionales le permitirán evaluar cómo actuar en consecuencia. Por lo tanto, los padres o los educadores generan situaciones de interacción de simple a compleja; facilitan a los infantes el aprendizaje y reconocimiento de patrones de conducta de otros o a imitarlos. Así el niño y la niña comienza a manejar ideas y no sólo acciones y estas ideas, sino también imágenes que se suceden en su interior, lo que le permite pensar las acciones antes de ponerlas en práctica. Y con el desarrollo del lenguaje verbal, pronto será sustituido dichas acciones por palabras.
  3. Relación afectiva Padre/ educadora – niño o niña: Los padres o los educadores promueven u diálogo permanente y afectiva; generando en los infantes un sentimiento de placer por la comunicación y el diálogo interactivo. Esto implica, responder a los requerimientos del niño o niña con una invitación a la reflexión y no sólo a la acción. Por ejemplo, si el niño dice "quiero la pelota", se puede ir más allá de una simple respuesta: "bueno" o simplemente pasarle la pelota, más bien preguntar "qué harás con ella"…, así se incitará a pensar en su petición y no sólo a satisfacer su necesidad de acción. De esta manera el niño o la niña adquirirá prácticas en la elaboración de ideas y en la reflexión sobre sus emociones, propósitos y deseos.
  4. Uso de un lenguaje sencillo: los padres o el docente usa palabras claras, precisas y "significativas" para el niño o niña; evita hablar con diminutivos o deformando las palabras. Es decir, no hacer uso de un lenguaje de adultos sino más bien hacer uso de un lenguaje infantil. El adulto es un mediador que debe potenciar las capacidades del niño o niña, aceptándolo, acogiéndolo y amándolo. Será responsable de lograr que el infante se sienta un confiado constructor de su propio aprendizaje.
  5. Uso espacio o ambientación: el espacio o el entorno también debe ofrecerle al niño o niña seguridad para su desplazamiento e independización gradual. Esto significa generar espacios que ofrezcan múltiples posibilidades, donde la ubicación de los objetos sea un punto de apoyo para la memoria espacial (punto fijo), para ello cada elemento debe tener su lugar, identificable por el niño o niña. Por ejemplo,  un infante que perciba el ambiente o aula como inseguro, hostil o amenazante, en lugar de estimulante, excitante o retador, experimentará una interferencia emocional en su intento por aprender.
  6. Uso de los materiales educativos: los materiales didácticos y educativos deben contribuir al enriquecimiento de las experiencias de los niños y las niñas, ofrecer desafíos intelectuales (superables) y contribuir al establecimiento de vínculos afectivos. Ejemplos: aparatos para encender y apagar, juguetes de género, elementos para cocinar, etc. La música como recurso pedagógico debe estar presente en el ambiente o aula de los infantes, ya que está comprobada su positiva influencia en el establecimiento de un clima emocional, relajante o incentivador según sea ella.

b. ¿Cuáles son las conductas aprendidas e innatas?

Antes de escribir algunos ejemplos relacionados a conductas aprendidas e innatas, se debe de subrayar que, según los estudiosos de la materia, no existe una distinción marcada entre lo innato y lo adquirido en el proceso de la evolución de la especie humana. Asimismo, se que “lo que es innato en los niños actuales, lo es, porque resultó adquirido en algún momento de la filogénesis, dándose probablemente el caso de que esa adquisición resulto ser tan importante que acabo quedando grabada en los genes de la especie. Por otro lado, lo que para un determinado sujeto es adquirido, lo es en tanto que dispone de unos instrumentos innatos para realizar esa adquisición” (Solís Navarro, 2009). 

Sin embrago, considerando nuestros códigos genéticos se puede distinguir dos contenidos: cerrados y abiertos.

1. Ejemplos de contenidos cerrados
-         El cerebro, la médula espinal.
-         Los oídos, la boca, la nariz, los ojos
-         Las extremidades
-         Corazón, hígado, pulmón, riñón, estómago…
-          Y otros órganos del cuerpo humano

2. Ejemplos de los contenidos abiertos
-         El pensamiento
-         El lenguaje – lengua – habla
-         El sentimiento y afectividad
-         La actitud y el comportamiento
-         Y otras cualidades humanas.

c. ¿En una situación de estrés, cuáles son las manifestaciones orgánicas y psicológicas?

En ciertos textos se indica que el estrés se origina cuando una persona enfrenta situaciones que sobrepasan sus fuerzas físicas y psíquicas. Por lo tanto, percibe y afronta  dificultades para dar una respuesta efectiva. En consecuencia, esa situación desencadena en estrés que consiste en el aumento de la activación fisiológica y psicológica del individuo. Estos mecanismos ayudan a enfrentar mejor la situación y disponen la persona para actuar en forma más rápida y vigorosa. Pero, cuando la respuesta de estrés es demasiado frecuente, intensa o duradera, puede tener repercusiones: negativas, con una amplia gama de manifestaciones orgánicas y psicológicas.
Veamos alunas manifestaciones del estrés:
1. Manifestaciones orgánicas:
     -         Aceleración del ritmo cardíaco
-         Alteraciones  del apetito alimentario
-         Ansiedad y preocupación
-         Enfermedades como: asma, gastritis o problemas digestivos, acné.
-         Dolores en todo el cuerpo.
-         Nauseas.
-         Trastornos sexuales
-         Dificultad para dormir
-         Oras.
2. Manifestaciones Psicológicas:
     -         Comportamientos fuera de control o aburrimiento.
-         Confusión y dificultad para concentrarse o tomar dediciones
-         Cambios de conducta: depresión, frustración, hostilidad, agresividad, irritabilidad.        
-         Sensación de fatiga o cansancio extrema y constante
-         Otras.

REFERENCIAS

Gardner, H.
1998            Inteligencias múltiples. Barcelona: Paidós.

Goleman, D.
1996            Inteligencia emocional. Buenos Aires: Vergara S. A.

Greenspan, S., Benderly, B.
1998            El crecimiento de la mente. Barcelona: Paidós.

Kandel, E. R., Schwartz, J. N., Jessell, T. M.
1997            Neurociencia y conducta. Madrid: Prentice Hall.

Maurice, E., Steven, E. T., Bryan, S. F.
1999            Educar con inteligencia emocional. Barcelona: Plaza y Janés S.A.

Mehler, J., Dupoux, E.
1994            Nacer sabiendo. Madrid: Alianza.

O'Connor, J. Mc., Dermontt, I.
1998            Introducción al pensamiento sistémico. Barcelona: Urano.

Sternberg, R. J.
1997            Inteligencia exitosa. Barcelona: Paidós

La política educativa peruana y el constructivismo

Por: Hernan Lauracio Ticona


En el presente trabajo intento aproximarme a la política educativa del Perú. Para lo cual, recurro a las principales normas vigentes que rigen la vida del Estado peruano; en ellas intento identificar las principales ideas que marcan o encauzan el funcionamiento del sistema educativo. Además de revisar las normas, reflexiono brevemente sobre el modelo educativo que se viene experimentando a partir de las políticas establecidas. Espero que esta somera reflexión contribuya a los actores eduvativos en su afianzamiento y profundización de la teoría y practica pedagógica.

a. La política educativa peruana - normatividad
La Constitución Política del Perú (1993), en su capítulo II – De los derechos sociales y económicos, artículo 13° - Derecho a la educación, reza que: “La educación tiene como finalidad el desarrollo integral de la persona humana. El Estado reconoce y garantiza la libertad de enseñanza. Los padres de familia tienen el deber de educar a sus hijos y el derecho de escoger los centros de educación y de participar en el proceso educativo”. En correspondencia a dicha concepción, el artículo 14 de la misma Ley complementa: “La educación promueve el conocimiento, el aprendizaje y la práctica de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educación física y el deporte. Prepara para la vida y el trabajo y fomenta la solidaridad”. Y en artículo 16° añade que: “Tanto el sistema como el régimen educativo son descentralizados. El Estado coordina la política educativa. Formula los lineamientos generales de los planes de estudios así como los requisitos mínimos de la organización de los centros educativos. Supervisa su cumplimiento y la calidad de la educación….”.

Considerando los apartados transcritos en el párrafo precedente, se puede precisar que la educación peruana, en primer término, está orientada al desarrollo integral de las personas. Para ello, el Estado reconoce y garantiza la libertad de enseñanza; asimismo, establece los deberes y derechos de los padres con la educación de sus hijos; promueve un proceso de enseñanza y aprendizaje orientado al desarrollo de los conocimientos, la ciencia, la técnica, el arte y aspectos relacionados a las humanidades; y para la gestión de su sistema educativo adopta una modelo descentralizado. Éstas pueden considerarse como las primaras grandes políticas educativas que rigen el sistema educativo de nuestro país.   

Las afirmaciones anteriores, se detallan ampliamente en la Ley General de Educación N° 28044 (promulgado el 28 de julio del 2003); por ejemplo, el articulo 2° señala: “la educación es un proceso de aprendizaje y enseñanza que se desarrolla a lo largo de toda la vida y que contribuye a la formación integral de las personas, al pleno desarrollo de sus potencialidades, a la creación de cultura, y al desarrollo de la familia y de la comunidad nacional, latinoamericana y mundial.” En correspondencia a esta concepción, el artículo 9°, precisa: “Son fines de la educación peruana: a) Formar personas capaces de lograr su realización ética, intelectual, artística, cultural, afectiva, física, espiritual y religiosa, promoviendo la formación y consolidación de identidad y autoestima… b) Contribuir a formar una sociedad democrática, solidaria, justa, inclusiva, próspera, tolerante y forjadora de una cultura de paz que afirme la identidad nacional sustentada en la diversidad cultural, étnica y lingüística… “.

La misma Ley, en su artículo 34°, indica que “el currículo es valorativo en tanto responde al desarrollo armonioso e integral del estudiante y a crear actitudes positivas de convivencia social, democratización de la sociedad y ejercicio responsable de la ciudadanía. El currículo es significativo en tanto toma en cuenta las experiencias y conocimientos previos y necesidades de los estudiantes…”. Teniendo en cuenta esta últimas puntualizaciones y las anteriores podemos concluir que las políticas educativas de nuestro país se enmarcan claramente dentro de las teorías y los paradigmas contemporáneos. Visto desde el punto de vista de administrativa-institucional se puede decir que la educación adopta la perspectiva sistémica; y desde la mirada pedagógica es posible apreciar diversas perspectivas como el constructivismo o socio-cognitivismo, humanista, interculturalista y desarrollista.
b. Nuevos paradigmas educativos: constructivismo

En el Perú, desde la última década del siglo pasado, se busca transformar el sistema educativo de acuerdo a la realidad y los nuevos paradigmas educativos. En el campo pedagógico, en principio se hizo y se hace cuestionamientos a la teoría y práctica pedagógica tradicional – conductista. Sabemos que esta perspectiva se caracteriza por una forma de enseñanza instruccional (estímulo – respuesta), y la enseñanza consiste en proporcionar contenidos o información al alumno el cual tendrá que adquirir básicamente en el arreglo adecuado de las contingencias de reforzamiento. Además, la participación del alumno en los procesos de enseñanza-aprendizaje está condicionada por las características prefijadas del programa por donde tiene que transitar para aprender, es decir es un sujeto cuyo desempeño y aprendizaje escolar pueden ser arreglados desde el exterior (la situación instruccional, los métodos, los contenidos), siempre y cuando se realicen los ajustes ambientales y curriculares necesarios. En esta perspectiva el trabajo de los maestros consiste en diseñar una adecuada serie de arreglos contingenciales de reforzamiento para enseñar (c.f. Hernández 1993). En el marco de este enfoque, la función que cumple el maestro es de transmisor de conocimientos y los alumnos son considerados como simples receptores y depositarios de los conocimientos; por tanto, las acciones pedagógicas se desarrollan en esa relación asimétrica y contradictoria ‘educador – educando’.
Frente a esta situación educativa, en la implementación de las nuevas política educativa creció y acrecienta la idea de la teoría constructivista tanto en elaboración de los currículos como en la implementación de los mimos o en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Este enfoque, tal como se sabe, se apoya fundamentalmente de los aportes de Piaget (desde la psicología cognitiva) y Vigotsky (desde la psicología sociocultural). Según Piaget, el individuo es una construcción propia que se va produciendo como resultado de la interacción de sus disposiciones internas y su medio ambiente y su conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción que hace la persona misma. Esta construcción resulta de la representación inicial de la información y de la actividad, externa o interna, que desarrollamos al respecto. Esto significa que el aprendizaje no es un asunto sencillo de transmisión, internalización y acumulación de conocimientos sino un proceso activo de parte del alumno en ensamblar, extender, restaurar e interpretar, y por lo tanto de construir conocimiento desde los recursos de la experiencia y la información que recibe. Ninguna experiencia declara su significancia tajantemente, sino la persona debe ensamblar, organizar y extrapolar los significados (c.f. Carretero, 1994).
Vigotsky (1979) enfatiza que el conocimiento es un producto de la interacción social y de la cultura. Los procesos psicológicos superiores (comunicación, lenguaje, razonamiento, etc.) se adquieren primero en un contexto social y luego se internalizan. En el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: primero, a escala social, y más tarde, a escala individual; primero entre personas (interpsicológica), y después, en el interior del propio niño (intrapsicológica). Un proceso interpersonal queda transformado en otro intrapersonal. En el aprendizaje social los logros se construyen colectivamente en un sistema social, con la ayuda de herramientas culturales (p.e. computadoras) y el contexto social en la cual ocurre la actividad cognitiva es parte integral de la actividad, no simplemente un contexto que lo rodea. Además, uno de los conceptos esenciales de Vigotsky es el de la zona de desarrollo próximo. Esto no es otra cosa que la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con un compañero más capaz.
Considerando el aporte de Piaget y Vigotsky, se puede decir que el constructivismo refiere a la construcción del conocimiento mediante un proceso de interacción interpersonal e intrapersonal en un contexto sociocultural. Por lo tanto, el aprendizaje es un proceso activo (individual y social) de construcción de conocimientos desde las experiencias dentro de un sistema social con el apoyo de instrumentos culturales. Respecto a los medios, se dice que los elementos curriculares influyen y condicionan la organización del proceso de instrucción, la relación profesor-alumno, la adecuación de espacios, la duración de las actividades, el sistema de control y el desempeño por parte del profesor de determinadas funciones didácticas y extradidácticas; los medios además de ser transmisores de información y sistemas simbólicos se contemplan atendiendo a todos los elementos del contexto, ya que pueden configurar nuevas relaciones entre profesores, alumnos y entorno (c.f. Cabero,1991).
Se define también que el currículo es contextualizado ya que considerara los elementos (incluido los medios) del contexto como instrumentos de pensamiento y cultura que adquieren su significado en el análisis y en la reflexión crítica conllevando a la transformación de las prácticas de  enseñanza y aprendizaje. Además, la dinámica social, la interacción con el mundo que le rodea y las relaciones interpersonales, permite a los actores la construcción del conocimiento y la conciencia a través de procesos dialécticos. En esta perspectiva, se valora la producción de materiales por los profesores y alumnos, a medida de sus circunstancias; se motiva a que los maestros y los estudiantes sean críticos, reflexivos y capaces de adaptarse a las circunstancias cambiantes y se conviertan en agentes activos e innovadores que reconstruyan el currículum en la práctica.
Antes de finalizar la presente breve descripción y reflexión sobre la política educativa peruana y la perspectiva constructiva, es importante también resaltar las características más sobresalientes de la perspectiva pedagógica constructivista; las que comunmente se mencionan son las siguientes:
·        El alumno es el responsable último de su propio proceso de aprendizaje.
·        El alumno construye el conocimiento por sí mismo y nadie puede sustituirle en esta tarea.
·        El alumno relaciona la información nueva con los conocimientos previos.
·        Establecer relaciones entre elementos potencia la construcción del conocimiento.
·        El alumno da un significado a las informaciones que recibe.
·        La actividad mental constructiva del alumno se aplica a contenidos que ya están elaborados; es decir, son el resultado de un proceso de construcción a nivel social.
·        Se necesita un apoyo.
·        El profesor debe ser un orientador que guía el aprendizaje del alumno.

Asimismo, algunos estudiosos de esta materia coinciden en señalar que desde la perspectiva constructivista se promueve los siguientes aprendizajes:

- Aprendizaje activo: el estudiante esta activamente comprometido; esto implica una activación y regulación de factores como la motivación, las creencias, el conocimiento previo, las estrategias... ; también requiere la formulación de metas, la organización del conocimiento, la utilización de estrategias y la comprensión significativa.
- Aprendizaje cognoscitivo: significa que el aprendizaje tiene como base el conocimiento previo y en el establecimiento de relaciones con este.
- Aprendizaje constructivo: lo aprendido se integra en redes de conceptos o esquemas.
- Aprendizaje como proceso significativo: el aprendizaje se logra al poner en relación el conocimiento que se va a aprender con el ya adquirido.
- Aprendizaje como proceso socialmente mediado: el proceso de aprendizaje debe ser facilitado por el input de profesores o compañeros; es en la ZDP (Zona de Desarrollo Próximo) donde se construye el aprendizaje.
- Aprendizaje como proceso auto - regulado: Los sujetos participan activamente tanto desde el punto de vista metacognitivo, como motivacional o conductual; se busca mejorar su autonomía; en este sentido la instrucción debe ser:
·        Instrucción constructivista: debe posibilitar la construcción de conocimientos; el conocimiento debe ser aplicable a la realidad.
·        Instrucción cognitiva: el aprendizaje debe partir de conocimientos previos.
·        Instrucción estratégica: se debe ofrecer la posibilidad de desarrollar habilidades generales que faciliten el aprendizaje, se debe transferir gradualmente la responsabilidad del aprendizaje.
·        Instrucción situada: el contexto o situación influye en los aprendizajes;  los conocimientos deben estar vinculados a los ambientes en los que se practican; esta práctica contextualizada es necesaria para unir esas estrategias y el conocimiento a su ambiente de uso.

c. Reflexiones finales

Considerando los apuntes anteriores se puede concluir que en el Perú, las actuales políticas educativas muestran una inclinación por los nuevos paradigmas educativos, como es el constructivismo; ésto deja entrever que en términos ideales se está avanzando, o por lo menos se hace el esfuerzo de idealizar la educación peruana de acuerdo a las transformaciones y las exigencias globales. Sin embrago, en términos reales, los hechos demuestran que dicha idealización expresada en políticas educativas (conjunto de leyes, decretos, directivas, otras) no son operativizadas; ya que son muchos los factores que inciden en la no puesta en práctica de los nuevos paradigmas educativos. Entre otros se puede subrayar formáción básica de los docentes; aquí persisten las estrategías metodológicas tradicionale (docente transmisor de conocimientos y estudiante receptor del conocimiento); por supuesto esta tradición, en muchos casos, posteriormente es repetida en las instituciones o escuelas donde se forman los nuevos ciudadanos y profesionales.

También se puede señalar que la práctica educativa actual sigue siendo enmarcándose en aquella educación tradicional; en consecuencia, se ignora la riqueza física, estética, característica del niño, la psicología del desarrollo, también no se establece nexos entre la motivación y el aprendizaje, sigue siendo magistrocéntrica. Frente a este modelo educativo asentado en una estructura piramidal, fundamentado por el formalismo y la memorización, en el dialectismo y competencia, en el autoritarismo y disciplina; se requiere una transformación donde se enfatice el desarrollo del pensamiento crítico; lo que implica el desarrollo de la significación, centrarse en los intereses espontáneos de los niños, potenciar su actividad, libertad y autonomía, en lugar de métodos pasivos usar métodos activos como el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje significativo y promover los grupos de aprendizaje y los grupos de interaprendizaje (Cf. Palacios 1997).
En la educación clásica tradicional, tal como se indicó, desconocemos al niño, su naturaleza, características y necesidades; por lo tanto, nos  equivocamos, en por lo menos, en dos cosas: la primera se refiere a los conocimientos de los niños, a quién se le atribuyen conocimientos que no posee y se razona o discute con él sobre cosas que no está capacitado para comprender e incluso con razonamientos incomprensibles del hombre y que, por lo tanto, se desarrolla tardíamente, es utilizada en las escuelas para hacer evolucionar esas facultades anteriores a ella. La segunda, se refiere al significado e intensionalidad del aprendizaje. El adulto se engaña cuando pretende que el niño preste atención a consideraciones para él indiferentes: el interés por el futuro, la felicidad de que de disfrutará cuando sea mayor o la estima social de que gozará al ser hombre; nada  de esto tiene significado para el niño y como él no es capaz de previsión no le queda otra alternativa que someterse al yugo sin estar seguro de que tantos sufrimientos vayan a tener alguna utilidad. La edad de la alegría de pasa entre llantos, castigos, amenazas y esclavitudes (Cf. Palacios 1997).
 Finalmente, es necesario recuperar los planteamiento de Freire (1970), quién calificó a la educación tradicional como bancaria y planteó que la educación debe ser liberadora. Ello, debemos comenzar con la superación de esa contradicción educador – educando. Eso se funda en la conciliación de los polos, de tal manera que ambos seamos simultáneamente educadores y educandos. De este modo, el educador ya no es sólo el que educa sino aquel que, en tanto educa es educando a través del diálogo con el educando, quien al ser educado también educa. Además, en una educación innovadora y nueva no se puede seguir considerando a los niños como seres “vacíos” a quienes el mundo y los adultos llenarlos con contenidos; la educación ya no debe ser acto de depositar, de narrar, de transferir o de transmitir conocimientos y valores a los educandos, sino ser un acto cognoscente, es decir, debe ser mediatizador entre el educador y educando considerando como sujetos cognoscentes, es decir, como personas que descubren y conocen su entorno y el mundo.